lunes, 1 de agosto de 2011

Emociones hambrientas.


Sabemos muy bien que la comida es un factor importante en nuestras vidas, pues nos permite, en principio, crecer, reponer energía utilizada, mantenernos saludables, etc. Pero este hábito, en ocasiones, puede convertirse en un modo de calmar la ansiedad; y quizás logre hacerlo momentáneamente, pero luego, esto, puede producir un mayor malestar ante la culpabilidad que conlleva haber comido de más.
Claro que me refiero a personas en que esta situación se ha transformado en un patrón, o habito más o menos constante y esto le preocupa.
En dicho caso, deberíamos preguntarnos entonces:  
“QUE ES LO QUE  ESTAMOS ALIMENTANDO?”
Nuestro organismo? o
Nuestro malestar emocional?

Como podemos diferenciarlos?

Al alimentar a nuestro organismo sentimos una sensación de saciedad y bienestar. Cuando sobrepasamos ese limite de necesidad fisiológica es donde frecuentemente expresamos: “Estoy por explotar”, “comí de mas”, “ese pedacito no debía haberlo comido”, etc. Esto nos da cuenta de cierta dificultad en el registro de nuestras  propias necesidades, y cuan satisfechos estamos frente a estas.
Habiendo comido en demasía y hecho presente el sentimiento de culpa, se promete a si mismo a cumplir estrictas dietas o realizar ejercicios, pero pocas veces se plantea cual es la verdadera causa de atiborrarse de comida, por que se presenta ese estado ansioso que no logramos controlar por nosotros mismos?
En estas condiciones, será muy difícil, respetar una dieta, si el peso que esta sintiendo, que le excede, proviene de un malestar emocional. Y solo conseguirá frustrarse aun más, por la imposibilidad de cumplirla.

Ante esta situación es recomendable tomar conciencia a la hora de alimentarse. Si estamos ansiosos y/o angustiados, debemos evaluar si vamos a alimentar nuestro organismo, o solo incrementar nuestro malestar emocional, porque este ultimo también puede alimentarse de comida, y aumentar su peso tanto como el peso corporal.
Por todo esto, y por muchas razones que aquí no expongo, pero que si deben considerarse,  es muy importante detectar nuestras emociones, que nos sucede realmente y encontrar el motivo que nos lleva  a esto.
Si bien parece sencillo, no lo es. Estamos acostumbrados en ocasiones, a poner una gran sonrisa en nuestro rostro, cuando en realidad en nuestro interior alberga otra emoción. Nos convertimos en un cúmulo de emociones negativas, y cuando ya no toleramos la situación, pretendemos solucionar todo de una sola vez, pero se hará de la peor manera, ya que todas las emociones, sentimientos, ideas y pensamientos estarán mezclados.

Una sencilla práctica que puede beneficiar este aspecto es mediante la acción de escribir diariamente las sensaciones que experimentamos  y las ideas que surgen alrededor de estas. Realizar esta tarea diariamente, es una manera de ejercitarnos en identificar nuestras emociones y luego buscar nuevas vías para expresar las que han interferido negativamente en nuestras vidas. Pensar en algunas posibles soluciones y las consecuencias que acarrean.

Algunas preguntas que pueden guiarnos:

-Que es lo que estoy queriendo tapar con esta conducta, que hace no la enfrente?
-Estoy castigando mi cuerpo por alguna razón de la que me creo culpable?
-Estoy tragando enojos, resentimientos, tristezas, o quizás un sentimiento de amor, que no logro demostrar saludablemente?
-Acepto mi cuerpo tal y como es?
-Creo que los demás esperan demasiado de mi? Y me auto-exijo por ello?

De este modo, al hacer concientes nuestros conflictos internos, podremos asociar el afecto/emoción, a la idea que lo origino, y luego actuar en consecuencia, pero mientras no cuestionemos esto, será difícil modificar el hábito formado, ya que posiblemente este  ha surgido como consecuencia de una manifestación psíquica que lo sostiene aun.
Si logramos estar concientes de aquello que nos resulta complicado, doloroso, y/o incomodo,  con el solo hecho de hablarlo, poniéndolo en palabras y dejando de “tragar” estas emociones, puede resultar aliviador.


Estas manifestaciones, demuestran cuan importante es el desarrollo de la inteligencia EMOCIONAL*, que no solo se vera reflejado en actividades diarias y básicas como lo es la alimentación, sino también en la capacidad de identificar sus emociones, darles un curso saludable a las mismas, lo que a su vez alentara relaciones interpersonales duraderas, amistosas y de respeto hacia los demás.
Adquirir este tipo de conocimientos acerca de sus propias emociones, los hará conocerse a si mismos y a los demás, lo cual desarrollara la EMPATIA,
Es importante aprender todo el abanico de emociones de que disponemos y diferentes respuestas de las que estén acostumbrados

Al decir de Aristóteles:

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno. Con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”

* La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. El término fue popularizado por Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado en 1995. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario